Corría el año 1973 cuando los Deep Purple editaron “Who do
you think we are” la continuación de su exitoso doble en directo Made in Japan.
El disco, a pesar de la buena acogida de single de presentación “Woman from Tokio”, fue
un pequeño fracaso a nivel de ventas y las críticas fueron más bien tibias.
Ante este panorama y agotados por las giras y las tensiones internas dentro de
la banda, Ian Gillian y el bajista Roger Glover deciden apearse de la nave
dejando a la banda en una situación muy difícil y de la que, a pesar de que
pudiera parecer lo contrario, no se recuperarían nunca. En este impás, los tres
restantes miembros dirigidos por el omnipresente guitarrista Ritchie Blackmore
deciden poner en marcha la maquinaria para buscar sustitutos y seguir siendo
una de las bandas más importantes de los setenta. Después de buscar y de
escuchar bastantes cintas la elección recae primero en Glenn Hughes, bajista y
vocalista de Trapeze, una excelente banda britanica que a pesar de
haber parido discos fantásticos como “Medusa” no gozaba de demasiado éxito.
Hughes era una excelente bajista pero además un vocalista de primer orden,
podría haberse encargado de ambos papeles dentro de la banda pero se optó por
completar el quinteto con un recién llegado que llegaría a ser leyenda al cabo de unos años pero que en 1973
se dedicaba a vender pantalones. Su nombre era David Coverdale, y su
trayectoria al frente de Whitesnake es de sobras conocida por todo aficionado
al Rock. La voz de Coverdale con una fuerte influencia soul dio la posibilidad a la banda de explorar
nuevos horizontes musicales que hasta ahora habían permanecido completamente
cerrados. Acababa de nacer el Mark III.
A finales de 1973, la banda se traslada a Montreux donde
años atrás habían grabado el mítico “Machine head” y se inician las sesiones
para “Burn”, el nuevo álbum de estudio. Publicado a principios de 1974, este
disco despejará las dudas y dejará boquiabierto a más de un fan escéptico ante
el futuro de la banda. No es para menos, la cantidad de temazos que incluye el
vinilo lo convierten el poco tiempo en una de las joyas más preciadas de su
discografía. “Burn”, la canción que da título al álbum, abre la cara uno con
una lección de hard rock clásico de las que hacen época, las voces combinadas
de Coverdale y Hughes, el hammond de Jon Lord, la guitarra de Blackmore y la
fantástica batería de Paice redondean un tema que ya es por derecho propio un
clásico del rock. A este monumento le sigue “Might just take your life” donde
las influencias funk y soul que introducen Coverdale y Hughes empiezan a
hacerse notar. Estas mismas influencias combinadas con puro rock and roll es lo
que nos encontramos en “Lay Down, Stay Down”, tercer tema del disco y que
desemboca en “Sail Away” uno de mis temas favoritos de toda la discografía de
Deep Purple y un auténtico prodigio que destila sentimiento y emoción. La cara
segunda se abre con los ritmos funky de “You fool no one” para continuar con la
bluesera “What’s goin’ on here”. Mención aparte merece el siguiente tema del
disco, uno de los más queridos por Blackmore , versionado en directo por su banda Rainbow con la fantástica voz de Ronnie
James Dio, o por el mismo Coverdale quien lo incorporó a los conciertos de
Whitesnake . El tema en cuestión responde al nombre de “Mistreated” y es una
maravilla dónde todos los músicos están en estado de gracia, aunque es la
guitarra de Blackmore la que nos emociona y deja claro porque ha sido y será
uno de los mejores guitarristas de la historia del rock . El disco termina con “A”
200” , un
tema instrumental con ciertas influencias futuristas que permite a John Lord
dejar a un lado su eterno Hammond para experimentar con sintetizadores.
Ni que decir tiene que semejante aluvión de buen material,
convirtió el disco en un éxito e hizo que los fans aceptaran de muy buen grado
esta nueva formación . La inspiración se mantendría ya de manera irregular en
el siguiente disco “Stormbringer” y se apagaría en el posterior “Come and taste
the band” donde la marcha de Blackmore , los problemas de drogas de Hughes y
del nuevo guitarrista Tommy Bolin, y un sinfín de problemas en las giras terminaron
por dar al traste con una de las bandas definitivas de la historia del rock.